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¿A qué grado de vida deseas llegar?

Actualizado: 28 nov 2017


- El vivir en la Divina Voluntad, al igual que todo lo que hacemos en la vida, se puede medir, quien lo vive muy superficial, quien más intensamente, y quien lo lleva a un punto máximo, convirtiéndose él mismo en aquello que hace. En el vivir en Ella podemos reconocer 4 grados, desde aquel que vive por necesidad de creación, hasta aquel que se lanza de tal manera que llega a fundirse con Ella, llegando a volverse una sola cosa. Jesús le habla de esto a Luisa poniéndole un ejemplo muy claro. Veámoslo:

Cuatro grados que hay en el Supremo Querer.

“Hija mía, la luz del sol no es gozada por todos en la misma medida, esto no por parte del sol, porque mis obras conteniendo el bien universal hacen el bien a todos, sin restricción alguna, sino por parte de las criaturas. Supón que una persona esté en su habitación, ésta no goza toda la viveza de la luz, y si goza de una luz tenue, no goza su calor; en cambio otra persona está fuera de la ciudad, ésta goza más luz, siente el calor del sol; el calor purifica, desinfecta el aire pútrido, y al gozar el aire purificado se revigoriza y se siente más sana, así que la segunda goza de más los bienes que lleva el sol a la tierra. Pero sigue adelante, una tercera persona se va a meter en aquel punto donde los rayos solares golpean con más fuerza la superficie de la tierra, ésta se siente investida por sus rayos, se siente quemar por el calor del sol, la viveza de su luz es tanta, que llenándose el ojo de ella difícilmente puede mirar la tierra, se ve como transfundida en la misma luz, pero como apoya los pies sobre la tierra, muy poco siente de ella, de sí misma, sino que vive toda para el sol. Mira qué gran diferencia hay entre la primera, la segunda y la tercera, pero sigue adelante aún, una cuarta emprende el vuelo en los rayos solares, se eleva hasta el centro de su esfera, ésta queda quemada por la intensidad del calor que el sol contiene en su centro, la intensidad de la luz la eclipsa totalmente de modo que queda perdida, consumida en el mismo sol, esta cuarta persona no puede mirar más la tierra, ni pensar en sí misma, y si mirará, mirará luz, sentirá fuego, así que para ella todas las cosas han terminado, la luz y el calor se han sustituido a su vida; ¡qué gran diferencia entre la tercera y la cuarta! Pero toda esta diversidad no es por parte del sol, sino por parte de las criaturas, dependiendo de cómo se expongan a la luz del sol. Ahora, el sol es la imagen de mi Voluntad, que más que sol, como dardos envía sus rayos para convertir a aquellos que quieren vivir en su Reino en luz y amor. La imagen de estas personas son los cuatro grados del vivir en mi Voluntad: La primera se puede decir que no vive en su Reino, sino sólo a la luz que de mi Reino expande a todos el Sol de mi Querer, se puede decir que está fuera de sus confines, y si goza una escasa luz es por la naturaleza de la luz que se expande dondequiera; la naturaleza de esta criatura, sus debilidades y pasiones, le forman como una habitación a su alrededor y forman el aire infectado y pútrido, el cual al respirarlo la hace vivir enfermiza y sin viveza de fuerza en el hacer el bien, pero con todo y esto está resignada, soporta más o menos los encuentros de la vida, porque la luz de mi Voluntad, por cuan escasa sea, lleva siempre su bien. La segunda es la imagen de quien ha entrado en los primeros pasos de los confines del Reino del Supremo Querer, ésta goza no sólo más luz, sino goza también el calor, por lo tanto el aire que respira es puro, y respirándolo se siente morir las pasiones, es constante en el bien, soporta las cruces no sólo con paciencia, sino con amor, pero como está en los primeros pasos de los confines, mira la tierra, siente el peso de la naturaleza humana. En cambio la tercera, siendo la imagen de quien se ha adentrado en los confines de este Reino, es tal y tanta la luz que le hace olvidar todo, no siente más nada de sí misma, el bien, las virtudes, las cruces, se cambian en naturaleza; la luz la eclipsa, la transforma y apenas le deja mirar de lejos lo que a ella no pertenece más. La cuarta es la más feliz, porque es la imagen de quien no sólo vive en mi Reino, sino de quien ha hecho adquisición de él, ésta sufre la consumación total en el Sol Supremo de mi Querer, el eclipse que le hace la luz es tan denso que ella misma se vuelve luz y calor, no puede mirar otra cosa que luz y fuego, y todas las cosas se convierten para ella en luz y amor. Así que habrá diferencia de grados en el reino de mi Voluntad según que las criaturas querrán tomar de sus bienes, pero los primeros grados serán empujones y caminos para llegar al último. Ahora, para ti que lo debes hacer conocer, es totalmente necesario que vivas en el último grado”.

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¿Hasta dónde queremos llegar? S. Thomassiny



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